
Cómo preparar mermelada de café: el complemento ideal para tus mañanas
La imagen de una mesa de desayuno adornada con tostadas doradas y una taza de café humeante es el epítome del amanecer perfecto. Y para elevar esa experiencia, te presento una receta que te enseñará a preparar una exquisita mermelada casera de café.
Imagínate una mermelada con una textura sedosa, un dulzor equilibrado y un intenso sabor a café que, una vez la pruebas, se convierte en un placer al que es difícil resistirse.
Esta delicia, sorprendentemente fácil de elaborar, solo requiere de tres ingredientes y algunos sencillos pasos. En poco tiempo, podrás disfrutar de una mermelada única, perfecta para untar en tu tostada matutina, realzar el sabor de galletas y panecillos, o como relleno sublime para bizcochos y otras delicias de repostería.
Sigue leyendo para descubrir cómo crear la mermelada de café que transformará tus desayunos y meriendas en momentos de indulgencia absoluta. ¡Empecemos!
Tipo de preparación
- Tiempo preparación: 30 minutos
- Tiempo reposo: 6-12 horas
- Dificultad: fácil
Ingredientes
- 500 ml de crema para batir o nata para montar
- 125 gr de azúcar
- 120 ml de café (soluble o café recién hecho)
Preparación de mermelada de café
- Comienza preparando 120 ml de un intenso y aromático café, empleando tu método preferido, ya sea con una cafetera de confianza o a partir de café soluble de calidad mezclado con agua caliente.
- Encuentra una cacerola de tamaño adecuado y ponla sobre fuego medio-alto. Vierte en ella la crema para batir junto con el azúcar, uniéndolos en una danza dulce que solo necesita de tu atención y una varilla manual o espátula de silicona para evitar que se adhieran al fondo o se caramelicen de más.
- Observa cómo la mezcla comienza a burbujear suavemente y, en ese momento, reduce la intensidad del fuego a bajo. Es ahora cuando debes agregar el café que has preparado con esmero, vertiéndolo con gracia en la cacerola.
- Mantén una cadencia constante en tu removido, un vaivén suave y constante durante 20-30 minutos. Verás cómo la mezcla se transforma, reduciendo su volumen y adquiriendo una textura más densa y rica.
- Para asegurarte de que la mermelada ha alcanzado su punto ideal, realiza el siguiente hechizo de cocina: toma una cucharilla de la mezcla y deja caer unas pocas gotas en un vaso de agua fría. Si las gotas se hunden sin disolverse, como pequeñas joyas de café en el fondo, sabrás que has conseguido la textura perfecta.
- Ahora, con un tarro hermético y esterilizado a la mano, vierte con cuidado la mermelada aún caliente en su nuevo hogar de cristal. Sella el tarro y permítele enfriarse bajo el calor de tu cocina.
- Una vez alcanzada la temperatura ambiente, el tarro debe ser trasladado al refrigerador. Allí, tras un reposo de al menos 6 horas, preferentemente de un día para otro, la mermelada adquirirá la consistencia deseada, convirtiéndose en un tesoro listo para ser descubierto.
Ya sea que la esparzas sobre una galleta crujiente, la corones sobre un trozo de pan fresco o la integres en tu repostería, esta mermelada de café es una oda al amor por el café, transformando cada bocado en una experiencia que trasciende el desayuno común. ¡Disfruta cada untada!